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Estar tan cerca de la nieve en invierno tiene su punto, si es cuerto que pasamos frío, aunque no tanto como yo me imaginaba que pasariamos. Este a sido una año de nieve a montones y eso se ha notado.

En el cole, a partir de P3 y durante todo el primer trimestre, una mañana a la semana está dedicada al esquí alpino, esquí de montaña, snow o patinaje sobre hielo. Ella ha hecho esquí, y aunque han sido solo 10 miércoles 2 horas cada día, menudo avance!! 

Una vez terminados los miercoles blancos devidimos pegarnos una mañana entribu, no ir al cole y escaparnos a pistas. BigY tenia ganas de enseñarnos lo que habia aprendido, no puedo explicar la sensación de subir con ella a la cinta, llegar a la cima y bajar las dos juntas. Que manera de emocionarme, verla sonreir cuando bajaba, decirme: -Mami  tu me sigues, ¿vale?- Y yo no pude contener la lagrimilla al hacerse un nudo en la tripa, ¡estaba esquiando con mi hija! ¡Estaba compartiendo un hobbie de "mayores" junto a ella! Y entonces en cuestión de segundos reviví sus 4 años y medio para encontrarme en ese instante, no podia dejar de admirarla como bajaba, segura, contenta y orgullosa de sus logros. Después de mas de dos meses había logrado disfrutar, ya no necesitaba a un monitor, a papá o a mamá para deslizarse por la nieve. Y estoy segura que esto no lo hubiese logrado si no hubiésemos vivido aquí, ya que nuestros fines de semana son días laborales y nuestra economía no da para subir cada semana. Viviendo aquí la cosa cambia, las actividades de invierno están incluidas en el colegio y, si os soy sincera, aquí los fines de semana son para los que vienen de fuera, porqué nosotros no podemos disfrutarlos todos juntos.